Aquella
analogía que se cuadra a la vida, a la realidad; al Universo. El difícil campo
del estudio del Universo se pone a prueba en la medida que el ser humano
desconoce cada vez más de donde viene y hacia donde va.
Un
Sol que nos quema, nos consume y libera la vida de la oscuridad; la oscuridad
des constante, infinita pero débil. Luego una antología, poemas de lo que no
somos, basados en lo que queremos ser. Pero el Universo cobra vital
importancia; una analogía de vida.
Qué
razón nos dieron, o mejor dicho; nos brindaron, Popper y Kuhn, con la
controversia en sus teorías, paradigmas, criterios de demarcación, reducción de
teorías, falsedad y veracidad. Y sí, así es, van y vienen teorías y las
percepciones no cambian, solo se entorpecen porque cuando parce que lo hemos
logrado, (casi) todo se va al vacío cuando emergen nuevas teorías pues mientras
más queremos acercarnos nos seguimos alejando de todo. El pensamiento da un
paso adelante y dos hacia atrás.
Consideremos
que por todos lados somos energía, nos debemos a ella gracias al Universo que
nos provee de ella. La energía es vida.
La
vida cotidiana, esa que vemos pasar, esa que nos ve pasar, esa que llevamos
tomada de la mano todos los días; sucede en este inmenso territorio llamado
Universo que se mueve a cada instante, nos brinda vida y nos mueve al compás de
las estrellas; inevitable.
Y
el día que llegue el fin tal vez no volvamos más, o quizá nos mudemos a otras
dimensiones que se encuentren dispersas y lejos del alcance racional del ser
humano.